23 agosto, 2011

Nueva crisis mundial: su impacto en el precio local de las propiedades y la búsqueda del "bono ladrillo" libre de riesgo

Cuando una recesión amenaza al mundo los inversores se deshacen de activos riesgosos e invierten en bonos del tesoro norteamericano. Contrariamente, aquí se sale de aquello que tenga "olor" a riesgo soberano y se va en busca del "verdadero Treasury bond argentino" ¿Cómo impacta en precios del m2?






Seguramente, muchos argentinos que están en busca de una nueva vivienda no encuentren una relación directa entre esta nueva crisis de la economía mundial y su impacto en el valor de las propiedades.

Sin embargo, la situación financiera global tiene marcada incidencia sobre los precios tanto de los inmuebles como de los terrenos.
Sucede que estos fuertes cimbronazos impactan de lleno en la evolución de algunas variables clave, como son la relación del billete verde frente a otras monedas, la cotización de las materias primas (como la soja) y, fundamentalmente, la mayor demanda de activos de resguardo.
Es sabido que cuando los inversores "olfatean" que las cosas no marchan bien en el mundo buscan refugio en la divisa estadounidense, en los bonos del tesoro norteamericano, en el oro y en el franco suizo. También en el ladrillo.
Semanas atrás, ante el peligro de un nuevo escenario recesivo, Estados Unidos anunció que su política de "dólar barato" se iba a mantener por los próximos dos años. Y que dejará los tipos de interés en cero.
Esta decisión tiene influencia en el mercado inmobiliario. Particularmente, en un contexto turbulento como el actual.
Es que el hecho de saber que se mantendrá esa política por un largo tiempo imprime una presión adicional alcista al mercado de viviendas.
Claro está, no en los Estados Unidos, ya que allí todavía se viven los coletazos del colapso de hipotecas que se diera en 2008.
Pero sí en la Argentina, donde la compra de inmuebles se acrecienta, cuando aumenta la incertidumbre.


Nueva crisis, nuevo refugio


En el mercado local los inmuebles se pagan al contado. Apenas el 6% de las operaciones se apalancan con un préstamo.
Además, buena parte de los inversores que los adquieren no los habitan, sino que los vuelcan al mercado de alquiler, para así ganar por el doble efecto de la renta y el aumento natural de la unidad.
En este contexto, al no tenerlos atados a un préstamo bancario no tienen la presión de tener que vender, tal como sucede en otros países.
Más aún, cada "cimbronazo financiero" les refuerza la idea de que tienen su dinero a resguardo y, encima, en un activo que se muestra inflexible a la baja, como sucede en el mercado argentino.
Prueba de ello lo da la crisis global de 2008 que, a pesar del gran pánico generado, mostró que las cotizaciones se mantuvieron firmes.
Pasaron tres años. Y el país vuelve toparse con una nueva turbulencia global. Y la pregunta sobre cómo ésta afectará al ladrillo en Argentina vuelve a cobrar protagonismo.
Los operadores inmobiliarios no tienen dudas a la hora de responder este interrogante.
Para ellos, este nuevo cimbronazo sólo puede significar una cosa: más presión para la suba en las cotizaciones, en un mercado que viene registrando aumentos del 10% anual en dólares.
En este sentido, un sondeo realizado por la consultora Reporte Inmobiliario arroja como resultado que la gran mayoría de los expertos ven en el horizonte una agudización del "flight to quality" (vuelo a la calidad).
En otros mercados, esto significa la salida de activos riesgosos y el refugio en bonos soberanos.
En Argentina, esa seguridad la ofrece el ladrillo.
Así, por ejemplo, Ariel Acosta, gerente de negocios de la constructora Stieglitz, afirma que "la crisis global hace que los inversores busquen resguardo en productos que mantengan mínimamente su valor".
En su visión, el menú de opciones no incluye hoy al oro, porque ya subió demasiado; ni al petróleo, que puede caer por un escenario recesivo; ni en acciones, porque son muy volátiles.
"Con todo este panorama, si el inversor busca un refugio va a invertir en propiedades", afirma.
También el empresario inmobiliario Iuri Izrastzoff señala que "si hubiera corridas financieras, es probable que los inversores apunten con mayor énfasis al ladrillo".
Y más gráfico aun, el director del Instituto Desarrollo Inmobiliario, Mario Goldman, expresa: "El motor del mercado inmobiliario hoy es el miedo, no la demanda".


El "bono ladrillo" argentino libre de riesgo


La polémica, siempre caliente, sobre si existe o no una burbuja en el mercado inmobiliario, viene dándole la razón a quienes afirmaban que los precios no iban a caer, por más que resulten insólitamente altos para la gran mayoría de los argentinos.
Aquellos convencidos de que los valores son rígidos a la baja basan sus dichos en:


• Que todo se compra en cash y sin apalancarse en créditos hipotecarios, a tasas variables que puedan tornarse impagables.


• Que en un mundo en donde el dólar se debilita, todos los activos cuyos precios se miden en esa divisa tienden a encarecerse.


• Qué, tal como diera cuenta iProfesional.com, para muchos argentinos el mercado inmobiliario sustituyó al sistema bancario como refugio del dinero.


• Que la renta de un alquiler brinda la seguridad de contar con una "jubilación futura", ante el temor que a muchos les genera la desaparición de las AFJP.


Es decir, el ladrillo se convirtió en el destino "natural" del ahorro en el país.
Para Salvador Di Stefano, analista inmobiliario, esta situación no tiene perspectivas de revertirse, hasta que no haya un cambio cultural que devuelva la confianza.
"Los bonos argentinos o las acciones pueden ser mejores inversiones que los inmuebles", grafica Di Stefano.
Y, más lejos todavía, hay quienes creen que el ladrillo es el "bono libre de riesgo" argentino.
En otras palabras, así como el estadounidense cuando se asusta compra bonos del tesoro norteamericano (Treasury Bond) el argentino hace lo opuesto: se desprende de cualquier cosa que tenga "olor" a riesgo soberano y pone sus ahorros en la propiedad de un inmueble.
Para Juan José Cruces, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella, la medida del miedo se refleja en el hecho de que, al comprar un departamento y alquilarlo, están aceptando un muy bajo nivel de retorno, con tal de sentir cierta seguridad.
"La rentabilidad neta de una propiedad, que ha bajado hasta ubicarse en un 3% anual, es muy similar a lo que paga un bono del Tesoro estadounidense a 10 años, considerado libre de riesgo. Es muy sugerente que aquí la gente espere la misma tasa que paga el mejor deudor del planeta, cuando podría comprar otros activos que le dan mucho más", afirma Cruces.
Ahora, tras la decisión de Estados Unidos de mantener su política de "dólar barato" por los próximos dos años y dejar la tasa de interés de referencia en cero, la expectativa del mercado argentino es que la búsqueda de inmuebles como "activo libre de riesgo" se agudice.


¿Cómo le fue al ladrillo argentino en la crisis previa?


La actual crisis financiera muestra ciertas diferencias respecto a la ocurrida en 2008-2009.
"En aquel momento hubo una caída muy fuerte de la soja, que se desplomó de u$s600 a menos de u$s300. Pero había dos grandes diferencias. Una es que se temía una recesión en Asia, cosa que hoy no ocurre. Y segundo, que hoy no existen grandes reservas de alimentos, con lo cual no se puede posponer compras para forzar una caída de precios", analiza el economista Pablo Rojo.
Pero, aun bajo la hipótesis de si los precios cayeran (o no fueran tan buenos como los actuales) y la soja dejara de funcionar como "locomotora" de la construcción, tampoco hay motivos para pensar en una desvalorización del metro cuadrado.
Como antecedente está la crisis previa, en la que se registró un enfriamiento de las ventas, pero no se dio una caída en los valores.
Este fenómeno es una de las características más típicas del mercado inmobiliario argentino, donde los dueños se niegan a convalidar precios bajos y prefieren alquilar antes que "malvender".


Las estadísticas son elocuentes:


• En 2008 hubo una retracción de 6% en la actividad inmobiliaria de Capital, mientras que las cotizaciones subieron un 7% en dólares.


• En 2009 el mercado se desplomó un 25% en cuanto a cantidad de operaciones, pero los precios subieron hasta un 14%.






El motor de la soja


En este contexto, las miradas naturalmente están puestas en los productores agropecuarios, que son quienes con más intensidad vuelcan su "excedente" de rentabilidad hacia el mercado inmobiliario.
Y la combinación de un precio de la soja que no muestra señales de una fuerte baja -lo que les garantiza una buena rentabilidad- sumado a la búsqueda del "bono ladrillo argentino libre de riesgo", hace pensar que la demanda de unidades seguirá firme. Y esto, para muchos expertos, es lo que apuntalará los precios.
Y no sólo en el interior. También la Ciudad de Buenos Aires, habida cuenta de que el sector rural compra departamentos en Capital para volcarlos al mercado de alquiler o bien, eventualmente, para que los utilicen sus hijos si deciden cursar sus estudios en universidades porteñas.
Y la vinculación entre el sector rural y el mercado del ladrillo es tal que, como señala a iProfesional.com el asesor financiero Sebastián Estévez "lo que ocurra con el precio del metro cuadrado en la Argentina va a depender en buena medida de lo que pase con la cotización de la soja".


¿Hay que festejar?


Finalmente, queda la gran pregunta.
El hecho de que el mercado inmobiliario sirva de resguardo ante crisis globales ¿es un motivo de festejo o de preocupación?
Para los propietarios, naturalmente es una tranquilidad.
Pero no son pocos los analistas que ven en esta situación un síntoma de problemas sociales no resueltos.
Cruces, de la Di Tella, afirma que cuando el ahorro se vuelca a departamentos, en vez de ir al sistema financiero, el país sufre una asignación ineficiente de sus recursos.
Y Marcelo Satulovsky, consultor y docente de la Universidad Tecnológica Nacional, advierte sobre el riesgo de un "modelo" de industria de la construcción donde quienes compran sólo son atraídos por la lógica inversora.
"Un 80% de la población sigue buscando comprar la compra de una casa. Pero, mientras tanto, el mercado hace productos de inversión, de resguardo de valor, bonos de ladrillo", indica Satulovsky.
Y para sostener su argumento, ejemplifica con el tipo de construcción que domina el mercado argentino.
"Un 80% de las viviendas construidas el año pasado fue de uno y dos ambientes. Una familia para vivir necesita más espacio. ¿Dónde está contemplada la familia en esas construcciones pequeñas? La respuesta es simple: son viviendas estipuladas para la capacidad de pago de un ahorrista medio".
Para este experto sólo puede haber una conclusión: "Evidentemente, algo está desfasado".
Fuente IProfesional


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10 agosto, 2011

Valor de la Hectárea en Argentina

Recientes relevamientos revelan que el valor que alcanza, en áreas clave de la Argentina, es de hasta u$s30.000. Analistas consultados por iProfesional.com así lo confirman.

A contramano de lo que viene sucediendo en los últimos años, el precio de los campos por fin parece comenzar a levantar vuelo en la Argentina.
Según revelan recientes monitoreos, y confirman los especialistas consultados por iProfesional.com, el valor por hectárea viene mostrando aumentos en las principales áreas agrarias del país.
Esto es así, al punto que ya se registran cotizaciones que igualan el precio de un auto importado de alta gama.
Una muestra de ello se observa en el relevamiento que realizó LJ Ramos sobre campos cercanos a la Ciudad de Buenos Aires. El estudio destacó que el valor de la hectárea ya ronda los 30.000 dólares.
Las conclusiones del informe de la inmobiliaria, incluso, van más allá y hasta indican que, en ciertas zonas de la provincia de Mendoza, destinadas a la producción vitivinícola, la cotización puede llegar a 40.000 dólares.
Según la medición de LJ Ramos, los precios en la denominada zona núcleo -la franja más fértil del país, emplazada en el sur de la provincia Santa Fe y el norte del territorio bonaerense- "llegan a estar un 20% por encima" de los registrados un año atrás.
En este escenario, el sondeo advierte que "los propietarios tienen buenas razones para no desprenderse de tierras que son, al mismo tiempo, un buen negocio inmobiliario y un soporte para una producción que encuentra precios firmes que la hacen rentable".
Pedro Nordheimer, director de la comercializadora del mismo nombre, indicó a iProfesional.com que los aumentos en los valores responden, en buena medida, al creciente interés que comenzaron a mostrar los inversores desde fines de 2010 a esta parte.
"A nivel ventas, podríamos decir que es un año excelente. Hay movimientos, consultas, se compran tierras. Tampoco es para decir que hay una fiebre por adquirir campos, pero sí es cierto que tenemos el movimiento que no se notó el año pasado", aseguró.
Además, reconoció "la existencia de valores que se acercan a los u$s30.000 en cercanías de Marcos Juárez, en el límite de Córdoba con Santa Fe".
"Es cierto que hubo un aumento en los precios en los últimos seis meses. Los más caros, en nuestro caso y por los campos que tenemos para comercializar, se siguen ubicando en la zona núcleo y en algunos tramos de la provincia de Buenos Aires", precisó.
Desde Reporte Inmobiliario su CEO, José Rozados, sostuvo que las hectáreas que hoy se ofertan a 30.000 dólares, aunque son casos específicos, hablan de la permanente apreciación que exhiben los lotes.
"Superficies a esos valores pueden ubicarse en lugares como San Pedro, Rojas, o Pergamino. Por supuesto que en las zonas de viñedos son precios comunes, pero esto es algo más difícil de ubicar en, por ejemplo, campos sojeros. Igual, los precios suben por la alta rentabilidad que siguen asegurando los cultivos", aseveró a iProfesional.com.
Consultado por este medio, Juan José Madero, gerente de la División Campos de LJ Ramos, destacó al campo como oportunidad de inversión. 
"Las posibilidades de la tierra están tanto en su venta como en el arrendamiento. En este último caso, se puede hablar de rentabilidades de hasta un 2% anual sin inconvenientes. Siempre hablando en dólares, claro", afirmó.
De acuerdo con el mencionado relevamiento, los valores de los campos de la Argentina varían según la zona y van desde los u$s350 hasta u$s30.000 aproximadamente.
Al momento de detallar las zonas que registran las cotizaciones más elevadas, Madero aseguró que la tendencia está focalizada "en áreas que son auténticos oasis porque concentran desde la riqueza de la tierra hasta la abundancia de agua, energía, y condiciones microclimáticas únicas".
"Hoy, todo eso se combina en muy pocos espacios de provincias como Mendoza o San Juan. Son valles que aparecen como auténticos lunares al volcarlos en un mapa. Precisamente, esto sucede en fincas aptas para la producción, donde hallamos hectáreas a 40.000 dólares", sostuvo.
Y agregó: "Son cotizaciones que toman a esas hectáreas como auténticas unidades de producción, casi en funcionamiento. En esas áreas, y en la zona núcleo, es donde notamos esta variación relevante de valores que se viene dando este año".
Con respecto al alto valor que, en la actualidad, muestran diversas provincias, Oscar Larracoechea, titular de la Sociedad Rural de Victoria, Entre Ríos, afirmó que, en ese contexto, la posibilidad de adquisición para un productor está muy alejada de la realidad. 
"Es que, con esas cotizaciones, el plazo de recuperación de la inversión, con amortización e intereses, puede demandar unos 40 o 50 años", destacó.
"Anteriormente, el plazo se extendía por unos 10 o 12 años", remarcó. 
Esa dificultad para que los productores puedan crecer hace que los mejores campos "sean adquiridos por empresarios de otros rubros, jugadores de fútbol, políticos, con dinero que no proviene de ingresos del sector".
"Para quien no trabaja la tierra, los valores de arrendamiento son muy buenos, porque reciben renta y mantienen o, incluso, crece el capital (campo) en moneda dura. No hay muchas opciones de inversión que ostenten tal nivel", precisó el empresario.

Fuente IProfesional

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07 agosto, 2011

El mercado de bienes no se verá afectado por el "ruido" electoral

Los operadores del sector consideran que el nivel de ventas se sostiene a "buen ritmo" y que las propiedades siguen siendo refugio de inversiones. Por qué se habla de la era del "ahorro en metros cuadrados"
El clima electoral que comenzó a vivir la Argentina desde hace unos meses por ahora no afectó al mercado inmobiliario y los principales brokers porteños aseguran que las ventas de propiedades siguen "a buen ritmo".
Distintos operadores consultados por Noticias Argentinas coincidieron en señalar que existe buen ánimo inversor, en un sector que está entre los más pujantes del escenario de crecimiento económico.
A diferencia de otras alternativas de inversión, el mercado inmobiliario arrastra en los últimos años un crecimiento sostenido en ventas y lanzamiento de nuevos proyectos, en buena medida porque se convirtió en buena opción para invertir los dólares que ingresan de las exportaciones del complejo sojero.
Eso permitió este año al sector desmarcarse de las desaceleraciones registradas durante otros períodos re-electorales.
El nuevo paradigma que impera en el sector indica que se está frente a la era del "ahorro en metros cuadrados" y que llegó la hora del inversor local más que la del capital extranjero, porque la rentabilidad de Buenos Aires es más alta que la ofrecida por ciudades como Miami.
A las tradicionales variables que afectan al rubro, como el tipo de cambio, el alza en los insumos y el costo de la mano de obra, se les suma en el 2011 el factor elecciones, un tema de agenda que suele impactar de manera directa en el mundo de los negocios.
La vicepresidente de Korn Propiedades, Mabel Korn, evaluó que en la actualidad "el inversor puede proyectar a futuro sin temor a encontrarse con grandes sorpresas, y es por eso que no se registra una disminución en el ritmo del mercado pese al año electoral".
Para Marcelo Orfila, gerente del Grupo Monarca, la gente está buscando "proteger sus ahorros" en este año atravesado por las urnas, y busca una reserva segura de valor, encontrando que "las propiedades cumplen ese objetivo".
El titular de Real Estate Investments, Carlos Molinari, analizó que el mercado se mueve en forma similar en todas las grandes ciudades del país como Rosario, Córdoba y Mendoza y ya no es sólo Buenos Aires el destino del boom inmobiliario.
Héctor D Odorico, titular de la firma homónima, opinó que el Real Estate argentino se encuentra "muy sólido" y destacó que en los últimos cinco años registró una importante cantidad de operaciones al contado y con un crecimiento del 30%, sin excepción de 2011.
El empresario evaluó que la demanda actual se encuentra "insatisfecha" y sostenida en el tiempo, lo cual demuestra "consistencia", por lo que el mercado tiene "indubitables oportunidades de seguir creciendo y afianzándose".
Orfilia agregó que la demanda está apostando a productos que tienen un período de obra de dos a tres años: "Desde el primer trimestre de 2011 se puede observar un crecimiento constante en la venta de inmuebles a estrenar y aún mayor a 2010".
Mabel Korn indicó que los constructores están en la permanente búsqueda de terrenos para la construcción, lo cual "demuestra una clara y sostenida apuesta al mercado, que evidencia una perspectiva positiva de cara al futuro".
En coincidencia con los otros brokers, el socio-director de la inmobiliaria Interwin, Miguel Ludmer, evaluó que la situación se debe a que tanto economistas como politólogos "no vaticinan grandes cambios en relación a la política económica que tome el país" después del 10 de diciembre.
Asimismo, señaló que también favorece el declive y la mala performance de los mercados internacionales y las utilidades que ofrece la inversión en ladrillos por sobre alternativas financieras, por ejemplo, Aníbal Montes, gerente de RG Montes, destacó que "las unidades de entre 100 y 200 mil dólares están activas" y puntualizó que la demanda se mantuvo en crecimiento en ese segmento de dos ambientes, especialmente en zonas como Palermo donde el factor tierra empieza a escasear".
Fuente Infobae


05 agosto, 2011

El precio de la tierra en la Argentina subió hasta 30% en el último año

Sudamérica es, junto con Sudáfrica, la región con mayor potencial de expansión agrícola en medio de una demanda creciente de alimentos. Por eso el país es un foco de inversiones.


El valor promedio de las tierras argentinas subió más de 100% en dólares la última década y sólo en el último año, los valores en algunas zonas llegaron a incrementarse hasta 30%, según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Estación Experimental Pergamino.
"En las mejores regiones de Buenos Aires y sur de Santa Fe, las tierras valían u$s 10.000 a u$s 12.500 la hectárea y aumentaron entre 20% a 30% en un año", puntualizó el organismo.
Lógicamente, acompañaron esta suba los valores de los alquileres, de la mano de la expansión del cultivo de soja, cuyo precio al productor está firme, en unos $ 1.450 por tonelada, pese a la abundancia de la cosecha que terminó de ingresar hace un mes.
La tendencia alcista en el precio de los campos es aún más acentuada para algunos cultivos, como muestran estudios de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), citados por el INTA. Indican que el valor de la hectárea para producir maíz creció 120% en la última década, a unos 15.000 dólares.
El informe, destacado por la agencia Télam, menciona también datos de las principales firmas inmobiliarias, como Compañía Argentina de Tierras (CAT), Nordheimer, y otras, para las cuales el aumento de valor de las tierras agrícolas "se aceleró abruptamente en los últimos años".
Los inversores locales e internacionales ya entendieron, además, que las tierras son un buen refugio para su capital y se lanzaron a buscarlas, por eso, en la denominada zona núcleo agropecuario del país (sur de la provincia de Santa Fe, sudeste de Córdoba y norte de Buenos Aires), "los precios crecieron, pero la oferta es muy limitada", según el informe.
"Las proyecciones mundiales de los alimentos mostraron alzas crecientes de los precios, alentadas por una gran demanda y una lentitud de la oferta para regularla", analiza el organismo.
En ese contexto, y pese al incremento reciente de la productividad agrícola, "para aumentar la producción que el mundo requiere" se necesita mayor área y mayor rendimiento.
El fenómeno de altos precios agrícolas, indica el INTA, es parte de una tendencia que revaluó las tierras de Europa, Estados Unidos y también de Sudamérica, como Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Sudamérica y Sudáfrica son las regiones con mayor potencial de expansión agrícola, ya que en el resto del mundo las posibilidades son bajas o requieren de "altísimas inversiones".
Fuente Cronista

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01 agosto, 2011

Los argentinos y los ladrillos, un romance que no muere

El ahorro de los argentinos que más se benefician por el auge económico no encuentra instrumentos a través de los cuales canalizarse, más allá de la fuga, el adelanto de consumos y, por sobre todo, los inmuebles. El sector de la construcción y los negocios inmobiliarios son los más beneficiados en un contexto de auge económico con alta inflación.
La actividad de la construcción creció un 18,2% interanual en mayo de este año, y acumula un crecimiento mensual interanual promedio del 10,8% en los últimos meses, según el Índice Sintético de Actividad Económica que elabora Economía & Regiones (E&R).
La inversión en ladrillos de los ahorros de los argentinos tiene mucho que ver con este boom de la construcción, según argumenta el informe de la consultora.
“La incertidumbre que implica un año electoral, sumado a la tasa de interés real negativa de los plazos fijos, y el avance sobre la propiedad de empresas privadas hace que esta actividad sea la elegida como opción de inversión de menor riesgo”, señala E&R.
“Salvo que hablemos de un inversor muy sofisticado, no quedan muchas más opciones que el ladrillo o el adelanto de consumos para utilizar los ahorros familiares”, comentó Mario Sotuyo de E&R.
El ladrillo es uno de los instrumentos de ahorro, o al menos de resguardo de valor, preferido por parte de las familias argentinas con poco apetito por el riesgo y baja sofisticación financiera. Esa alternativa es parte de un menú de opciones que incluye también al depósito a plazo fijo y la especulación con divisas, en especial el dólar. Pero ante el desempeño modesto de esas dos opciones, la primera pasa a ser la favorita.
Según el Monitor de Inversiones Minoristas que elabora el Center for Business Research and Studies (CBRS) de la Universidad de Palermo, si un ahorrista depositara hoy $100 en un plazo fijo a 12 meses, dentro de un año contará con $111, pero que por efecto de una inflación estimada en el 20% servirá para comprar la misma cantidad de bienes y servicios que hoy se obtiene con $90,2. Es decir, perderá dinero.
De la misma manera, si se compran dólares por valor de $100, dentro de un año se contará con el equivalente a $87, mientras que si se opta por euros, se contará con $88 pasados 12 meses.
Según Pablo Schiaffino, coordinador general de investigación del CBRS, el ahorro de los argentinos ha tenido muchos incentivos para dirigirse hacia las inversiones inmuebles y muy pocos para destinarse a las otras inversiones tradicionales.
“La acumulación de excedentes monetarios de los últimos coincidió con bajas tasas de interés que generaron incentivos para redirigir esos flujos hacia bienes inmuebles”, comentó Schiaffino. “En primero lugar, los precios vienen subiendo desde 2002, segundo, una propiedad difícilmente pueda ser expropiada o defaulteada y, tercero, desde la crisis de 2001 puede existir cierta aversión hacia lo poco palpable: el ladrillo se toca, los bonos no”, detalló.
Como resultado del exceso de demanda por ladrillos, los precios de los inmuebles se dispararon. Según un informe de la la sociedad de bolsa Tavelli & Cia., en el primer semestre del año el valor de los inmuebles de Capital Federal subió más que las acciones que componen el Merval Argentina.
Así, son pocos los que optan por tomar un poco más de riesgo e invertir en valores de renta variable local, apalancando con sus ahorros el avance de las empresas nacionales.
El fenómeno, posible sólo en un país que entró en default en 2001, es de tal intensidad que algunos especialistas argumentan la preferencia por los inmuebles como resguardo de valor por parte de los sectores más pudientes explicaría las dificultades para el acceso a la vivienda por parte de las clases medias y bajas.
En ese sentido, el economista de la Universidad Torcuato Di Tella, eduardo Levy Yeyati, sugirió en su blog la posibilidad que la Argentina sufra una “enfermedad holandesa inmobiliaria”.
Se habla de enfermedad holandesa cuando un sector de la economía se despega del resto por su rentabilidad, y su mayor riqueza se traduce en aumentos de precios en bienes no transables (los que no se exportan ni se importan, como los inmuebles) que son sufridos por aquellos que no participan de las ganancias de las actividades más dinámicas.
“El boom de commodities que beneficia al propietario de un campo, combinado con el uso del ladrillo como alternativa de inversión, puede estar empujando los precios de las propiedades en zonas prime, derramando esta inflación inmobiliaria hacia zonas y propiedades orientadas a sectores con ingresos laborales que, sin ahorros, ve alejarse la posibilidad del techo propio”, señala Levy Yeyati.
“Buena parte del valor generado por el sector agroexportador y la industria que exporta a Brasil, los sectores más dinámicos de la economía, tiene por destino la inversión inmueble, bienes de consumo durable como automóviles y fuga de divisas”, coincidió Mario Sotuyo de E&R.
Además de las tasas de plazos fijos negativas y el contexto inflacionario, entre todos los analistas consultados la falta de confianza en inversiones sofisticadas propia de la cultura post default también juega su rol en esto. “Existen inversiones más rentables, pero sólo las utilizan inversores sofisticados”, concluyó Sotuyo.
Fuente Cronista


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